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  1. La motivación es clave: piensa en los motivos para dejar de fumar. Mucho mejor aún si piensas en todos los beneficios que obtendrás al abandonar el cigarrillo: el cambio en tu salud, la cantidad de dinero que ahorrarás, las cosas que podrás comprarte con ese dinero. Reflexiona profundamente sobre tu hábito.

  2. Cambia tus hábitos alimenticios: hay estudios que han demostrado que ciertos alimentos hacen mejor el sabor del cigarrillo, mientras que otros lo debilitan. Incorpora agua, zumos, leche, frutas y vegetales. Abandona el alcohol, el café y reduce la cantidad de carne que comes a diario.

  3. Mentalízate: no te frustres si en tu primer intento por dejar de fumar no lo consigues. Vuelve a intentarlo, tratando de tranquilizarte y sabiendo sacar buen partido de los factores positivos que te harán abandonar el tabaco. Un tropezón no es caída.

  4. Aplica la reducción gradual: intentar dejar de fumar en varios plazos es una buena medida, que evitará que tengas un síndrome de abstinencia brusco y que hará que tu dependencia se vaya reduciendo poco a poco. Empieza a reducir gradualmente la cantidad de cigarrillos diarios que fumas, hasta que logres tu objetivo de dejar el tabaco.